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La voz de mi pueblo: " DIARIO DE BIENSERVIDA" Nº 444 Por D. Luís Serrano

La voz de mi pueblo: " DIARIO DE BIENSERVIDA" Nº 444  Por D. Luís Serrano

La voz de mi pueblo.

Diario de Bienservida 444º. Domingo 3 de junio de 2007. 22º C. Sol tibio. Aire fresquito.Para comer en la playa.

Y eso hicimos Marisa y yo. Una paellita rica. Un paseo por la arena y a descansar. Mañana es fiesta en Cataluña pues se trasladó la fiesta para que el pueblo fuese a votar y el pueblo no fue a votar.

De ahi que Montilla, el honorable President se saque de la chsitera lo siguiente "el hecgo de no ir a votar es señal inequivoca de que el gobernado está de acuerdo con el gobierno actual". Y se quedó tan pancho.

Buenos días amigos y hablemos de vínculos, de joven y de mayor he notado siempre que el Fútbol, encarnado en la Selección Nacional es uno de los simbolos más mostrados; junto con él, están el Himno Nacional, la letra de tal Himno, la banda de música, la bandera Nacional, etc., aunque a decir verdad y con el paso del tiempo se han ido agregando banderas regionales periféricas (mayormente), marcas comerciales como "adidas" etc etc.

Ciertamente cada vez los simbolos Nacionales (representantes de la España de siempre) van perdiendo entereza y no es ninguna "fustesa". En Cataluña y Vascongadas cada vez se esfuerzan más en aumentar la grandeza de sus banderas lo que conlleva la disminución de la de España.

Andan ahora como locos encargando al Comite Olimpico la busqueda de una letra para nuestro himno, yo les diría a esos memos que se ahorren esas pesetas, pues a decir verdad y por lo que vislumbro, nuestro Himno y su letra tienen los dias contados.

No es ninguna fruslería lo ocurrido en la tarde noche de ayer, cuando el realizador de TV1, omitió la aparición de nuestra selección en posición de firmes escuchando su Himno. Se conectó, no se si por olvido o por real orden (sería gravísimo) o por mala leche del realizador o lo que sería catastrófico, por prohibición expresa de ETA o de la Autonomía desde donde hablo (Cataluña). El hecho es que en Cataluña vimos y oimos el Himno Letón pero no el Nacional Español.

No me importan las razones, si me importan los hechos, pues puede ser el principo del fin de la desaparición de uno de los signos más nobles de nuestra patria.Inocente e inicuo, como por otra parte sería insidioso pensar, que diría algún o alguna politica.

Y como estamos en fútbol, uno, el uruguayo, que se agarra a un enlucio, ayer demostró sus habilidades jugando un partido en los Andes a 5.270 metros de altura, imagino que para promocionar la coca. Y Romario, el gran Romario, marco de penalty su gol número mil, o lo que es lo mismo su "farra"número mil, pues es conocido que sólo marcaba goles si la noche anterior se había corrido una juerga.

Nada más amigos,hasta mañana si Dios quiere.Saludos.Luis

4 comentarios

Il_Tifossi -

Que fuerte, hasta los fachas de AE os piden que no pongáis un cutreshop y dicen que tiene derechos de autor... hahahha

España cada dia apesta más y más...

Salut des del proper estat independent d'Europa :)

juan perez -

La imagen tiene derechos de autor, es de Alternativa Española. por favor retirela.

José Angel -

Esta semana se publica en la revista "Tiempo" a toda página, en portada un artí­culo sobre "los dineros de la Iglesia".

Con todos los defectos de esta Iglesia, a la que algunos contribuimos (me incluyo), también tiene luces. Dice Jesucristo que lo que haga tu mano derecha no lo sepa tu mano izquierda. Que Él me perdone, pero basta ya de tanta calumnia barata en contra de la Iglesia.

Ahí van algunas cifras significativas del año 2005 sobre lo que la Iglesia ahorró al Estado Español: 5.141 Centros de enseñanza (Ahorran al Estado 3 millones de euros por centro al año) 990.774 alumnos 107 hospitales (Ahorran al Estado 50 millones de euros por hospital al año) 1.004 centros; entre ambulatorios, dispensarios, asilos, centros deminusválidos, de transeúntes y de enfermos terminales de SIDA (Ahorran al Estado 4 millones de euros por centro al año) 51.312 camas Gasto de Caritas al año: 155 millones de euros (salidos del bolsillo de los cristianos españoles. ) Gasto de Manos Unidas: 43 millones de euros (salidos del mismo bolsillo, una cantidad 10 veces mayor que el 0,2% -España no da el aún el prometido 0,7%- programado en los presupuestos generales del Estado para promoción del tercer mundo este año.) Gasto de las Obras Misionales Pontificias (Domund): 21 millones de euros (5 veces mayor que el ya mencionado 0,2 %, ¿Imaginan de dónde sale?) 365 Centros de reeducación social para personas marginadas tales como ex-prostitutas, ex-presidiarios y ex-toxicómanos ( 53.140 personas. Ahorran al Estado, medio millón de euros por centro) 937 orfanatos (10.835 niños abandonados, Ahorran al Estado 100.000 euros por centro). El 80 % del gasto de conservación y mantenimiento del Patrimonio histórico-artístico eclesiástico.

El arzobispo de Zaragoza, monseñor Ureña, ha calculado el gasto total ahorrado al Estado en 36.060 millones de euros al año. El prestigioso economista José Barea lo ha reducido a 31.189 millones de euros. ¿Qué más da la cantidad concreta?. Lo importante es que nadie (o muy pocos) saben de este ahorro imprescindible para que la economía española "vaya bien...".

Os invito a que enviéis estos datos a todos vuestros amigos y contactos. Si nos intercambiamos chistes y Powerpoints, ¿Por qué nos vamos a avergonzar de nuestra Iglesia? Como se suele decir, reenvíalo a 5 amigos-as y pronto llegará esta información a quienes tanto critican injustamente a la Iglesia. No lo dudes.

Fernando Garcia -

*"Mayo, 1937: La desmemoria histórica"*
*Publicado en El Mundo 31/5/2007*


*Fernando García* de Cortázar

No hace falta acudir a las últimas películas bélicas de Clint Eastwood para
saber que con la conmemoración de ciertos sucesos trágicos puede obtenerse
el efecto contrario al públicamente confesado. Ha ocurrido así demasiadas
veces. Hilvanados de manera afectiva y dolorosa, al abrigo de dudas y
revisiones, a menudo, los monumentos, los cenotafios, los minutos de
silencio… no dicen: "para que no olvidemos". Dicen: "para que no
recordemos". No son una requisitoria para conocer y dar a conocer los hechos
en su incandescente realidad. Son una selección parcial y autocomplaciente
de los acontecimientos.

Hablo de la frágil frontera que hay entre la conmemoración y el olvido,
entre el culto a los muertos y la tergiversación del drama que se llora,
porque, desde hace tiempo, la sociedad española vive la inflación de una
memoria que se ha designado a sí misma con el benevolente adjetivo de
"histórica". Una pasión retrospectiva que nos ha conminado a la rememoración
obsesiva de la guerra civil. Y no para despertar tras la amnesia, como dice
la izquierda intelectual y política, sino para consagrar una visión
profundamente maniquea y distorsionada de los acontecimientos.

Luz deslumbrante de romanticismos, nada más fácil hoy que entender *
1936-1939* como una guerra entre un único culpable, encarnación del mal y el
fascismo, y una riquísima legión de inocentes, encarnación del bien y la
democracia. Nada más cómodo que trazar una línea divisoria entre los
crímenes cometidos en uno y otro bando: mientras en el franquista serían el
resultado de una calculada política de exterminio en el republicano se
diluyen en una supuesta reacción del pueblo oprimido. Nada más fácil que
hacer del bando acaudillado por Franco un monolito de lo grotesco y lo
asesino. O sugerir que las iglesias sólo eran atacadas cuando los fascistas
las utilizaban como fortalezas.

Digámoslo una vez más: identificar la democracia con los republicanos es,
además de un mayúsculo anacronismo, una gran falla histórica. Socialistas,
anarquistas, comunistas, revolucionarios del POUM… no combatieron en
defensa de la legalidad republicana, que consideraban de papel, sino por la
construcción de una sociedad y un país distinto al demoliberal de 1931.
Lucharon por… una revolución, ilusión que no sólo acompaña su historia: es
constitutivo de ella. Todos ellos, además, siempre se gloriaron de lo que
querían ser y, por consiguiente, llegarían a ser.

En el siglo XIX el ejército inglés tenía una compañía que recogía los
huesos de los campos de batalla europeos para molerlos y usarlos como
fertilizante. Bien: conjurar la faceta revolucionaria de un sinfín de
combatientes republicanos no sólo significa borrarles el rostro,
arrebatarles el nombre y la promesa, negarles su ser y sus siglas, hurtarles
su alma prometeica. No sólo supone convertirlos en abstractos defensores
de
aquello que siempre fue objeto de sus detracciones: el universo burgués.
También supone reutilizar la fisonomía democrática que les dibujamos como
fertilizante de nuestras actuales refriegas políticas.

Ni que decir tiene que este revisionismo sentimental a base de mentiras
descaradas es un factor utilísimo para la izquierda hoy en el poder, que ha
sido quien ha lanzado la ofensiva. Sobre todo porque se declara única
heredera de una tradición y un pasado que se quiere presentar como valor
intrínseco, como nueva religiosidad. Sobre todo si felizmente se logra
identificar a la derecha actual con el negro fantasma del franquismo. Como
si disfrazarnos con las máscaras del ayer o responsabilizarnos los unos a
los otros de fusilamientos y bombardeos equivaliera a establecer los hechos
y situarlos en su contexto. Como si decir que la narración de la historia
corresponde a la ley fuera algo tan inofensivo como una vuelta en un
tiovivo. Recuérdese el exilio. Recuérdese los fusilamientos franquistas.
Recuérdese Guernica. Hágase contrición. Pídase perdón…

Sólo podemos enfrentarnos a la verdad que se oculta tras el luto
nacional liberándonos de las abstracciones, sólo hacemos justicia a los
combatientes si los recordamos tal como fueron, si escribimos su nombre,
todos los nombres, yendo hasta el final del drama.

Pero la vía de la memoria histórica es otra. Lo documenta el silencio que
ha rodeado a mayo en su aniversario, Barcelona en sus violentos combates
entre anarquistas, miembros del POUM y comunistas. Porque los sucesos de
mayo de 1937 son más importantes de lo que podrían parecer a simple vista.
Separan la realidad del mito. Y reflejan dos hechos sobre los que existe un
claro consenso historiográfico. Primero: la República que nació el 14 de
abril de 1931 había muerto antes de que acabara la guerra civil. Segundo:
en el bando republicano, bajo el estandarte unificado de su carácter
resistencial al fascismo, además de la llama apagada de una izquierda
liberal, latía un volcán de pequeñas repúblicas revolucionarias y de poderes
que se ejercían a punta de fusil, con su séquito de violencias y de
asesinatos, un volcán de fuerzas heterogéneas, hostiles unas a otras.


No hay mejor testigo de lo primero que Manuel Azaña. Tentado por el
abandono ya en 1936, después de comprobar que la crueldad y la venganza,
"hijas del miedo y la cobardía", también definían su propio campo, el
presidente de la Segunda República vivió paralizado, sitiado en Barcelona,
los sucesos de mayo. Leyendo sus diarios se da uno cuenta de la gravedad de
la guerra civil para aquellos a quienes no les parece la aurora de un nuevo
día sino el crepúsculo del anterior. En su cuaderno de la Pobleta, 20 de
mayo de 1937, refiriéndose al histérico espectáculo revolucionario que le
ha ofrecido la ruidosa Ciudad Condal, escribe: "Aquí no queda nada:
gobierno, partidos, autoridades, servicios públicos, fuerza armada: nada
existe."

Testigo de lo segundo: Orwell. Tras el liberal que ha querido gobernar con
un buen discurso, el último romántico. Los días del fascismo están en su
apogeo. Orwell no lo duda ni un segundo. Si viaja a España como miliciano
es
para luchar "contra el fascismo". Si se le pregunta por qué, contesta: "por
simple decencia". Pero, después de la persecución que sufre en Barcelona,
como miembro del POUM , vuelve a Londres con la convicción de que la
guerra civil española es un fraude. Orwell sabe bien lo que dice. Es uno de
los rarísimos intelectuales comprometidos del siglo que es capaz de ver y
que coloca la realidad por encima de la abstracción. Siguiéndole,
escuchamos los pistoletazos de una sindical contra otra y descubrimos parte
del papel desempañado por el partido comunista, que tras la máscara de la
autoridad pública y el orden republicano efectúa la conquista del poder y la
confiscación de la libertad. Siguiéndole, vemos cómo se deshace el resorte
político del antifascismo y cómo los servicios soviéticos crean un doble
fondo de prácticas policíacas, con sus procedimientos, sus agentes, sus
prisiones independientes del Estado. Toda la represión que liquida a los
revolucionarios del POUM y quebranta el entusiasmo anarquista después de las
sangrientas jornadas de mayo de 1937 llevaría el inconfundible sello
comunista: las acusaciones, la falsificación de testimonios, las confesiones
obtenidas por medio de la tortura, los asesinatos.

No se trata – un ejemplo – de elevar el asesinato de Nin , líder del POUM
, al grado de mayor crimen de la guerra civil. Se trata – por seguir con el
mismo ejemplo – de no repetir el desinterés respecto de la verdad que
mostró el jefe de gobierno Negrín cuando a la pregunta de su ministro
Irujo "Nin no ha aparecido", contestó: "¿Qué importa? Es uno más." Se trata
de no borrar el rostro de la guerra en el bando republicano bajo un amplio
y único colorete de pasiones democráticas.

Antes, los que no aprendían de la historia tenían que repetirla, pero eso
fue así solo hasta que descubrimos la forma de convencer a todo el mundo,
incluso a nosotros mismos, de que la historia nunca sucedió. O de que
sucedió de la manera más conveniente a los propios fines. O, mejor aún, de
que la historia no importa, en cualquier caso, más que para hacer un
discurso de bajo nivel intelectual con el que dar un ladrillazo al
adversario político o prolongar el exabrupto victimista.

Época extraña la que vivimos hoy en España. Dondequiera triunfan las
filosofías del doble pensamiento, y con ellas, ese romanticismo de mala ley
que prefiere sentir a comprender, como si ambas cosas pudieran separarse.
Época en la que la izquierda intelectual y política denuncia el fascismo del
pasado y reviste al comportamiento totalitario de Otegi y compañía con los
halagos de la urna electoral. Época de doble moral, doble palabra. Época, en
fin, de maltrato de la inteligencia, en la que se manipula el pasado y se
nos hurta el presente, en la que hemos visto cómo el presidente del
Gobierno, al igual que Negrin en 1937 , puede dedicarse al servicio de la
ignorancia cuando es profunda la necesidad de ilusión.

*Fernando García** de Cortázar, *catedrático de Historia Contemporánea, que
ha publicado recientemente *Los perdedores de la Historia de
España(*editorial Planeta
*)*