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La voz de mi pueblo: "DIARIO DE BIENSERVIDA" Nº 592 Por D. Luís Serrano

Sabado 17 de Noviembre de 2007.
La voz de mi pueblo.
Diario de Bienservida 592º.
5º C Sol y al mediodia 10º. No es día de aseo, más bien de visitas a amigos y familiares y eso haré visitando a mi sobrina Televisiva Ruth en Granollers.
Celebramos hoy Santa Isabel de Hungría, un beso prima Isabel, ayer estuve en Madrid y como eran horas de trabajo ni te llame, igualmente se celebra San Gregorio, le debo una visita al padrino de mi hija mayor Elena y por último San Acisclo un nombre muy raro.
Buenos días amigos y voy a proceder a elaborar este diario, no sin previamente anunciaros la llegada de unos nuevos lectores, lectoras en este caso, al no saber sus nombres, no os las puedo presentar cómo es debido, pero fue un día tan intenso que olvidé preguntar lo más elemental que se hace cuando se conoce a una persona, diré que eran tres mujeres encantadoras.
Y encanto debe tener al menos por el físico, que no por el pico, la nueva ministra de vivienda, Chacón siquiera sea por las miradas complicitarias que le dedicaba nuestro Rey tan de moda estos días, a mi me agrada que nuestros reyes sean humanos y la humanidad de Juan Carlos logicamente se traduce en una mirada a una mujer de buen ver. (Foto de primera página de ABC de hoy).
La Renfe no admite peticiones de billetes de alta velocidad con anterioridad, esta un poquito nerviosa nuestra diosa de los caminos de hierro "chemins de fer" -suena bien en este caso el francés-, evidentemente mucho mejor que el entente Aznar-Federico Jimenez Losantos que caricaturiza un "escritor con poca fortuna".
Y un arzobispo nos dice, y me lo creo que gana 900 Euros al mes en Toledo y cualquiera de sus curas 770 Euros, pocos milagros pueden hacer nuestros sacerdotes con ese sueldo" asi que amigos, a Dios rogando y con el mazo dando, entendéis ser generosos con la bandejita dominical, a ver si un día la llenamos de papeles cambiables, o sea de euros generosos.que un cura siempre es una buena persona que dá mas que recibe, no os quepa la menor duda.
Y vamonos de viaje comenzando por el preámbulo. Ayer tocaba viaje, esta vez a Madrid, motivos, dos, uno bautizar en el aire a un amigo soltero, sexagenario pero que le gusta probarlo todo, el segundo intentar acabar con la nacionalización de una mujer que nació en el campo de concentarción de Auswich, de padres judíos y casada con un Argentino de nacionalidad siria y española. Es una meta que me he marcado y que me lleva cuatro años de trabajo y que al fin este año quizás consiga.
De todos modos ir a Madrid, ciudad que imprime carácter siempres es para mí un viaje de placer. Mientras bautizaba en Air Europa a mi amigo Valentín, soriano de tierra adentro, pensaba yo que viví en Madrid seis meses en 1962 y me quedé grabado de esa ciudad y sin embargo llevo 51 años en Barcelona desapercibidamente o sea que no me ha impactado.
Mi trabajo consistía en hacer una cola en el Registro Civil Central, calle Bolsa 1 para solicitar una partida de matrimonio entre mi polaca y mi argentino, 30 minutos fueron suficientes para no poder hacer nada por cuanto "había problemas" simplemente no había dicho él argentino que nacionalidad tenía cuando efectuó el matrimonio, a volver la próxima semana.
Dicho esto, comencé a enseñar Madrid a mi neófito, unas ostras en la Puerta del Sol a las once en punto con un termométro a cuatro grados y un sol, que en el sol y sombra, al darte en las piernas, te insuflaba un leve calor que te hacia creer tenias un brasero cercano.
Por la calle Montera, con mucha policía pues había funcionarios del Registro Civil de madrid nº 28 en huelga y una decena de profesionales del sexo, en este caso femeninas en pleno pululeo, ascendimos hasta Gran Via para ir a desembocar en Alcalá frente al Nebraska y bajar hasta la Carrera San Jerónimo en busca de Llardy para estudiar posible comedor, todo reservado.
Subimos a Sevilla donde el metro nos puso en Manuel Becerra donde quise enseñar a mi amigo los calamares fritos de El Brillante, estaban como siempre "divinos". Y estando allí como no iba a recordar mi pensión madrileña, Doña Angélita con sus hijos Gaspar, mi taxista de noches y Elena su mujer. Localizados me contaron penas que obvio y alegrías, me indicaron llevará a comer a mi amigo a La Bola, pues éste me había indicado que el cocido casero era su pasión pues le evocaba a su madre al igual que a mí.
Una taxista simpática, con la ayuda de Vicente Carlos, nuestro General al móvil, me hicieron caer que lo lógico es que el Restaurante La Bola estuviera en la calle La Bola y así fue y era, en el número 5, en pleno Madrid de los Austrias, cerca de la Plaza de Callao.
La simpática joven taxista que partia día con su marido 8 horas cada uno al volante de su coche compartido lo que impedia muchos compartimientos entre ellos, pero había que pagar el piso y luego comenzar a pensar en llenarlo. No habíamos reservado mesa pues no teniamos ni teléfono.
Al fnal de la tarde tendréis continuación de lo que sucedió ayer.
Continuación 2º Parte del Periódico:
RESTAURANTE LA BOLA
Andando nos presentamos Valentín y yo en La BOLA, eran las 13.10 y una Señora joven, agradable nos franqueo la entrada luego de hacerla saber que no teníamos reserva y que veníamos recomendados por unos amigos de su casa.
Nos cedía la puerta que esta entrando a la derecha, con presteza nos trajo la carta y comenzar a atacar con el periódico, me escucho atenta y me prometía audiencia. Camareros, la señora, y hasta clientes entrando sin parar se movían todos sin desentonar como si fuera una orquesta, ella, la señora dirigía teléfono, asistía clientes que no cesaban de entrar y seleccionaba con agrado al que no tenía cabida.
Pronto un camarero, no mozo, nos inquiría y lógicamente le dijimos que cocido y vino a elegir por él: pensó en que me habí¬a quedado con ganas de unas gambas por premura y le pedí¬ una docenita a la plancha con dos cervezas. Al momento el camarero que nos atendía se presentó con sólo una botella de cerveza y nos la partió al tiempo que nos dijo era suficiente ¡tablas tení¬a el personaje!, ¡y delicadeza!
Vinieron rápidas las gambas que estaban superiores y un plato enorme fue llenándose de fideos y un caldo de "pringe", caliente sin quemar, en su punto. El día acompañaba y a pesar de que el local estaba perfectamente ambientado no dudábamos al paladear. Valentín lleno de gozo se acordó de su madre y de su cocina lejana cerca de Almazán a un paso de Burgo de Osma ¡hay que torreznos!
Terminada la sopa el amigo camarero dando con arte media vuelta al jarro de barro cocido que cada uno teníamos delante, dejo asomar tocino un cuarto de gallina, hueso de cerdo pelado y hueso de lo mismo con jamón, amén de carne cocida con un poco de chorizo; todo quedó inundado de garbanzos cocidos al punto luego de una noche en remojo.
Un tarro con salsa de tomate y cominos, cebollino crudo y guindillas ídem, estaba al lado para hacer de acompañante, mediados íbamos mirándonos a los ojos de gusto cuando nos trajeron el repollo para mezclar y suavizar.
Al acabar le dije a la señora que con cardos borriqueros algo verdes me hubiera trasladado al cielo, con maestría me hizo saber aun no era el tiempo y ella en su casa pone cardos normales; a mi los borriqueros me llevan loco y a falta de ellos, compro en La Boquería lo que me dan. Mi madre era una devota de los borriqueros y en su cocido nunca faltaban.
Postre no fue necesario, un vino Rioja del 2005 de Viña Valória, en su punto nos colmó. Valentín adicto al café y copa, se metió con Carlos III a pesar de estar en los Austrias, yo me conformé con té generoso.
Despedidos hasta con efusión, quedamos encantados, la próxima vez que venga, que será pronto iré con mi amigo el General Navarro. El sitio impecable, el servicio no se puede mejorar, la calidad a la del cerdo, el animal más agradecido y el precio por debajo de lo normal, vamos que no te atracan; lo que en estos tiempos es de agradecer.
LA RENFE
Dando un paseo tuvimos tiempo de hacer bondad para ponernos a las cinco en la Estación de Atocha con el tiempo justo de encorchar en el primer vagón de un tren Alvia, de media velocidad que circula por la línea del AVE y que en Tarragona te deja dentro de un autobús para en hora y media ponerte en la Estación de Sants, donde luego de una espera generosa un taxista sudamericano que maneja con desenvoltura y gran velocidad me cruzara Barcelona en doce minutos exactos.
El tren Avia nada más subirme me dí¬ cuenta que salía con una hora de adelanto, así marcaban los relojes de cada vagón, no quise hacer el chiste fácil con el Jefe de Tren que apenas aparece, ya no te piden el billete, pues te lo cortan a pie de vagón. Rápido y cómodo da tiempo para tomarte unas cervezas y enhebrar conversación, que fue lo que hice creo que con una hija y su madre joven, me atrevo a aventurar, pues yo que peco de hablar mucho, ni pregunto la edad a una señora, ni el estado, ni la profesión y por supuesto ni el nombre.
Hoy desde aquí¬, si me leen les dejo a su albedrío la identificación y el deseo si siguen en su intención, de enviarles con gusto el Diario de cada día. Mi bienvenida cómo lectoras. El hecho de que una de ellas, la mayor, viviera en Albacete cinco años, hizo que mi alegría subiese grados de emoción.
Hasta mañana si Dios quiere, adiós amigos. Saludos. Luís

1 comentario

Josefina Villaverde Carnevali -

Hemos leído atentamente su diario del día 17 y ¡que sorpresa¡¡ ahí estábamos nosotras. No se trataba al fín de madre joven e hija crecidita sino de dos compañeras de fatigas en una asociación que se dirigían a la asamblea nacional en Barcelona. La mayor farmacéutica y la "hija" abogado.
Pasamos un rato muy agradable hablando de lo divino y humano y de chupachups y control de calidad, que tiene relación con mi trabajo anterior de control de calidad de juguetes (la mayor).

Un abrazo muy fuerte.
Josefina y Fátima.