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La voz de mi pueblo: " DIARIO DE BIENSERVIDA" Nº 472 Por D. Luís Serrano

La voz de mi pueblo: " DIARIO DE BIENSERVIDA" Nº 472  Por D. Luís Serrano

1 y 2 de julio de 2007.

La voz de mi pueblo.

Diario de Bienservida 472º.

28º C. Sol. Aire ábrego. Mar en calma y viento suave.Es verano.

Ayer día 1, San Aarón el Santo más usado, yo diría "hasta manoseado" es el que aparece en todos los crucigramas y de hecho apareción en el de La Vanguardia.

Hoy San Proceso, imagino lo celebrará nuestro Presidente, que anda metido de cabeza en él, que le han aparecido las primeras canas, no sé si por "mudaje de pluma" cómo sucede a los amarillos" pájaros"-gracias-o más bien le ha pasado lo que a las pérdices nivales (del pirineo) que ante el anuncio de las nieves-leer tregua-cambian el pigmento de su pluma para evitar ser avistadas por los depredadores-ETA-.

Buenos días amigos, he tenido largas horas para meditar sobre el contenido de éste periódico, tan limitado, cómo las jarras de cerveza que te sirven en Las Ramblas Barcelonesas-tamaño único 500 CC.-precio único: 8 Euros. Nuestro periódico al ser gratuito solo tiene la limitación del espacio, condicionado al tiempo que me queda libre que al ser abuelo-y ejercer- junto a otras necesidades cómo el paseo, la charla y la partida hacen que no me sobre mucho tiempo, quizás igualmente por mi debilidad a estar entre sábanas.¡cómo veis ciertamente no me aburro!

Dicho esto, voy a comenzar haciéndo lo que me ha parecido conveniente, que es sencillamente acomodarme a la cabecera del mismo-La voz-mi pueblo-Bienservida.

Mis últimas letras de mi último diario presagiaban un axioma vital, el hecho del tránsito a la otra vida, inmensamente mejor que ésta-de un familar y ley de vida, la muerte se hizo presente, en éste caso no por esperada menos sentida, pero que si la envolvemos en el paño de nuestras creencias, debería ser incluso grata ¿quién es capaz de negármelo?

Ayer domingo, seis y diez de la mañana mi móvil, dócil junto a mi cama, suena. A otro lado, en Bienservida un Boticario acongojado me dice que se ha quedado viudo, mi hermana siempre atenta a mitigar penas y a dar ayudas, en momentos críticos, le acompaña.

Una bolsa con camisa nueva-entre mis pecados está el mancharme cada media hora-las pastillas de regulación de la presion arterial, de la presión ocular (que no es lo mismo), la aspirina necesaria en la tercera juventud, la libreta nueva (gran regalo de mis hijos Jordi y Begoña) -es el modelo exacto de la que usaba el gran Heminway- y nada más, constituyen mi frágil, más que ligero equipaje. Un beso a Marisa que me recomienda las prudencias y los trámites de encauzar sus sentimientos a toda la familia (ha de quedarse ejerciendo de abuela) y llamada al ascensor.

A las siete debo estar en Sants para salir en el primer tren hacia Valencia. En las cuatro esquinas escudriño la luz verde del taxi necesario (tomar mi coche hubiera sido una clara tentación cada vez más peligrosa). Atisbo la luz verde y la parada y veo no es para mí, más me acerco y el taxista -amigo-charla con quién lo ha parado y el pakistany acomodado-me acepta como copiloto.

Viste de sayo largo que se nota de calidad, fajín rojo, turbante rojo tipo casi egipcio, que de sopetón indica al taxista le lleve a una "casa de putas". Me mira Andrés, el taxista y dice que a esas horas esas casas están cerradas. El oriental le indica que ha de ser de "chinas" y ambos contestamos, que es la primera noticia que tenemos de esa especialidad. En seco, nos contesta que desea le hagan un masaje de pies. Nuestras miradas casi estallan en risa. Divisamos otro taxi libre y le entregamos "la pieza" por si tiene suerte.

Faltan cinco minutos para las siete y entro en la Estación de Sans- llena a rebosar- El pupitre informador me dice que es domingo y que mi primer tren sale a las 8 horas. Es el Valencia-Badajoz-Sevilla-Málaga-Granada-Algeciras-acortando El Catalán si baja y el Sevillano si sube.

Saco billete, me vuelvo para ir a comprar la Prensa y el tio más grande que he visto en mi vida, con calva reluciente y manazas de oso, suspende de cada mano a un chico y de la otra a una chica. Un vocerío, un tropel de juventud gritando y empujando y policias que los van envolviendo a base de estacazos con sus porras. EL gran policía los lanza, a la pareja, sobre unos pupitres informativos-Gafas, relojes, zapatos. el suelo lleno de cristales y en cinco minutos organizados los porristas los lanzan a la calle sin detención.

El servicio de limpieza actúa. Al poco anuncian que el Catalán está en su anden, una manada de bolsas con asas tipo macuto comienza a descender en su busca (la maleta terminará por desaparecer). Busco el tren, el vagón y compruebo por primera vez que mi billete 20.C Vagón 22 es el último de todos, saqué afortunadamente el último billete. Me toca ventanilla y por si no tuviera bastante, me toca culo. O sea que si salgo al pasillo e intento ir para atrás tengo una puerta de cristal que me permite ver lo contrario de lo que vé el maquinista. Bonita experiencia.8 en punto y comienza a caminar, sobre las obras del ave, va tomando velocidad. en la ventanilla opuesta a la mia una joven con tez blanca, enfermiza, va aterida de frío, se le nota. Comienza un señor vestido de paisano a entregar audifónos para escuchar la película. La chica es la primera en recibirlo y pregunta al repartidor si tiene una manta, éste le indica se la pida al revisor que pasará despues.

Comienzo a leer la prensa y el aire fresco hace que ponga el ABC de pantalla. Se anuncia Tarragona a las 9. Puntualidad exquisita. Se para el convoy, enorme y pasan los minutos. Megafonía pide médico a bordo para que se ponga en contacto con revisores, hay un enfermo. A la media hora de paro, marcho hacia cafetería a indagar. Un corro de ferroviarios habla sin decidir. Me permito opinar. Señores si estamos en Tarragona, y hay un enfermo y no hay médico, llamen a una ambulancia y con el enfermo al hospital.

¡Caspita! despertaron las eminencias grises, pero reticentes a que la idea no fuera buena, no porque no lo fuera, sino porque no se les ocurrió a ellos; siguen pensando y al fin de tapadillo, llaman ambulancia se llevan al enfermo y ha pasado una hora.

En la RENFE, cómo en casi todos los organismos oficiales, todo se trasmite pero nada se trasforma, o sea que la energia brilla por su ausencia. Y que pasó pues el embudo, trenes más rápidos que han de adelantar porque al ser los billetes más caros y tener que devolver el dinero hay más pérdida. Y lógicamente los mas lentos, nosotros, de ir delante pasamos a ir detrás, sólo hay una via de ida que se acciona con eso que llaman cambio de agujas, para hacer posible los retrasos o adelantamientos. Solución al fin retraso.

Pero volvamos a mi asiento, pasadas dos horas, un señor igual al que repartia los audífonos, o sea el mismo.Se acerca a la joven, blanca, que titirita, y le pide el billete. La joven no se dá cuenta de que es el mismo y le pide la manta. Este caradura responde que es cuestión de RENFE (me enteré después pues sigo taponado). Al llegar a mi le entrego billete y no dá ni gracias. Le noto no cabreado, sino resabiado.

Más tarde el del bar me comenta ante 20 céntimos de propina por un café de 1.40 Euros en vaso de plástico y helado, que los revisores ya no llevan uniforme, y hacen varias funciones a la vez, están en ahorro; por supuesto se perdió la educación, lo que demuestra que conlleva igualmente un coste, que hay que seguir ahorrando.

La chavala insiste en que tiene mucho frio y le ofrezco La Vanguardia, el dominical lleva muchas páginas. Me dice que que hace con él. Le explico que cómo los ciclistas cuando bajan un puerto, que se lo ponga bajo la camisa. Lo hace y se duerme, al bajar en Albacete sigue durmiendo. He inventado la manta RENFE automática.

El móvil, invento fabuloso, facilita que abuse de mi lector querido Jose Antonio que abandona sus cabezas para hacer doscientos kilometros y llevarme a Bienservida, después de haberme invitado a una excelente paella y dos huevos fritos con patatas, bacón y pimientos , un flan con nata y un pan blanco de los que cada vez hay menos. Excelente, lugar Restaurante de la Estación de Autobuses de Albacete. Entrada libre. En la tele Alonso vá quinto.

Salimos a Bienservida y hecho gasolina en forma de metálico mediante el concurso del cajero automático del BBVA no sabemos si pronto con una letra más, va pareciéndose al Sevillano.

En Bienservida, en la antigua botica, primer domicilio de Isabel, entrando a la derecha, dentro del féretro más bonito y sencillo a la vez que he visto en mi vida, su cuerpo presente, junto en ese momento con sus dos Juan Joses uno a cada lado es velado por otros familiares. Poco a poco va llegando más gente, en Bienservida prácticamente todo el pueblo asite al antes, al en y al después del entierro. Noté excepciones de personas del pueblo, que estaban en el pueblo y que trasmitiré a mi querido boticario en su momento pues son ausencias de difícil explicación.

La familia en bloque, nos reunimos de nuevo: los que muy lejanos no pudieron llegar estaban igualmente presentes. Se lleno la casa, se llenó la calle y se llenó la iglesia. Charlé con muchos lectores y uno muy querido casi se me escapa sin saludarle unos segundos. Te preguntaré por tus urgencias. Juan Ángel, El Cura, nuestro querido lector, estuvo en sus papeles, cómo Cura, como hombre y cómo amigo; nos supo emocionar compartiendo nuestros sentimientos y nos supo trasmitir la serenidad suficiente para que las lágrimas efimeras y reales se fueran convirtiendo en agua clara, en agua de luz haciendo fé del cirio encendido que junto a su Virgen y al Resucitado presidieron toda la ceremonia.

Cementerio, últimos adioses y rápido para tomar el autobús de vuelta. Pasé de refilón por Francisquillo que me confirma estará abierto este verano, cazé al vuelo de la mesa de Toño Sirvent una empanadilla misionera (de buena), dos albóndigas y un trozo de jamón. En el Hotel un plato de moje de tomate con huevo duro y dos cañas me metieron dentro del coche grande, coche enorme de Jose Antonio para llegar al Cazador (Alcaraz) con el tiempo justo de comerme seis chorizos con un buen pan dos cervezas y subirme al Sevillano. Mañana relataré este periplo.

Y una pincelada para cursis, sabéis cómo le llaman a los bungalows en Nueva York: Relajaos-les llaman hotelitos.

Hasta mañana si Dios quiere adios amigos.Saludos.Luis

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