PUNTO DE MIRA: "El baile de los Vampiros" Por Sabomin
Muchos españoles sospechábamos que lo que ZP denomina “proceso de paz”, no era otra cosa que un burdo chantaje de la banda terrorista al gobierno del 14M. Después del salvaje atentado de ETA en Barajas, la sospecha se ha tornado en convicción al negarse ZP a dar por concluido el “proceso”, continuando como si nada hubiera pasado y realizando nuevas concesiones a la banda. La liberación del asesino De Juana Chaos y la última chulería de Otegi, amparado por el Fiscal General, son los capítulos más recientes de este vomitivo proceso. Pero habrá más, y más graves, si nadie lo impide.
Algún día conoceremos las verdaderas razones de tanta condescendencia con ETA. De momento, nos atenemos a los hechos que conocemos y que cada uno extraiga sus propias conclusiones. Pero abrir, y mantener, un “proceso de paz” con una banda que no entrega las armas, sino que se rearma, que no renuncia a la violencia, sino que la ejerce salvajemente, que no pide perdón a las víctimas, sino que se mofa de ellas, es algo que no le cuadra a nadie bien nacido.
Uno de los aspectos más repugnantes de este indigno “proceso” es la afrenta que supone hacia las víctimas del terrorismo. Además de ser víctimas de la banda, ahora también son víctimas de un gobierno que, hurgando en sus heridas, les niega el escaso consuelo de ver a los asesinos pudrirse en la cárcel. Pero, como veremos, no son las únicas víctimas de este “proceso de paz”.
Se cumple ahora un año del inicio del “alto el fuego permanente” declarado por ETA. Tal como algunos sospechamos entonces, hoy sabemos que existían acuerdos firmados previos a la tregua. La destitución de Fungairiño, ejecutada el 1 de Febrero de 2006, es una evidencia de tales acuerdos. Hoy también sabemos que la salvajada de la T4 de Barajas fue un recordatorio al gobierno por el incumplimiento de parte de los acuerdos. Aún nos queda mucho por conocer de esos inconfesables acuerdos y, sobre todo, el por qué de ellos. Pero la concurrencia en el tiempo de determinados hechos, nos permite aventurar algunas teorías al respecto.
Desde el inicio del “proceso de paz” se constató que era ETA quien disponía el dónde, el cómo y el cuándo. De lo que nunca habló la banda, ni el gobierno, fue del cuánto. El gobierno nos dijo que no habría “precio político”, lo que, para el buen entendedor, significaba que sí habría “precio económico”. Era obvio. ¿De qué iba a vivir todo el aparato de una banda de asesinos si renunciaba a la extorsión?. Julen Madariaga, ex dirigente y fundador de ETA, planteó sin tapujos esta cuestión en declaraciones al diario francés Sud-Ouest, realizadas el 23 de Abril de 2006.
En la fase inicial del mal llamado “proceso de paz”, el bisoño ZP consideró que con dinero abundante y algunas concesiones menores de tipo político, lograría acallar a la banda. El problema era cómo camuflar ante la opinión pública los muchos millones de euros que exigía la banda asesina.
El recurso a los “fondos reservados” se descartó, pues ni eran suficientes para las exigencias de la banda asesina, ni eran tan reservados como algunos socialistas de antaño (Barrionuevo y Vera) creyeron. Existía la opción de pedírselo a algunas entidades bancarias afines al gobierno. Pero, claro, una cosa es condonar deudas al partido del gobierno y otra, muy distinta, es ser cómplices de una felonía que, de descubrirse, supondría la ruina de las entidades implicadas. Las pretensiones de ZP se rechazaron de plano por estas entidades.
La que lo tuvo más difícil para negarse fue La Caixa, habida cuenta de los favores recibidos del gobierno en la OPA de Gas Natural contra Endesa. Pero los pragmáticos catalanes vincularon tal “aportación” al éxito de su OPA, sabiendo que esta operación, tal como la había diseñado el charnego Montilla, estaba tocada de muerte. En efecto, el 20 de Abril de 2006 la Comisión Europea anunciaba la apertura de un expediente contra el gobierno de España a causa del Decreto que ampliaba las competencias de la C.N.E. para frustrar la OPA de la alemana E-On. Al día siguiente, 21 de Abril, el Tribunal Supremo suspendía cautelarmente el Decreto del gobierno que aprobaba la OPA de Gas Natural.
Había transcurrido ya un mes desde el inicio del “alto el fuego permanente” y el gobierno aún no sabía de dónde sacar el dinero para cumplir la parte económica de los acuerdos con ETA. La banda empezaba a impacientarse, así que era preciso encontrar dinero urgentemente, fuera como fuese.
Solbes, con experiencia acreditada en los casos RUMASA (era Secretario General Técnico con Miguel Boyer) y BANESTO (ya como Ministro de Economía y Hacienda), propuso continuar con la tradición psoetera del “asalto a la propiedad privada”, que tan buenos resultados les había dado, a ellos y a sus amiguetes. Había que elegir rápidamente la próxima víctima del “robo a lo legal”. Pensando, pensando…, Solbes recordó que, meses atrás, había tenido que parar los pies a una inspectora de la Agencia Tributaria, empeñada en cargarse dos de las mayores empresas españolas: Forum Filatélico y Afinsa.
La jugada se antojaba perfecta; no tenían una, sino dos víctimas y, además, una “tonta útil” que recibiría las tortas si todo salía mal. Dicho y hecho. Inmediatamente se cursaron órdenes a la Fiscalía, la cual, en un apresurado ejercicio de “copia y pega” de antiguas sentencias judiciales, elaboró unas querellas que sonrojarían a cualquier estudiante de Derecho. Las querellas, fechadas el 24 de Abril de 2006, apaciguarían la impaciencia por cobrar de la banda. De organizar el asalto, perpetrado el 9 de Mayo de 2006, se encargaría Rubalcaba, nombrado Ministro del Interior el 11 de Abril de 2006.
¿Hacían falta 300 policías, metralleta en mano, para detener a 8 ó 10 abueletes? Es obvio que no. La brutalidad de esta intervención respondía a otra razón: la sospecha de que en las cámaras acorazadas de Forum y Afinsa se guardaban ingentes cantidades de dinero negro. Por eso, el despliegue policial estuvo secundado por un centenar de funcionarios del servicio de vigilancia aduanera que, curiosamente, portaban bolsas de mano. La orden era entrar “a saco” en las cámaras acorazadas de estas empresas, meter en las bolsas todo el dinero que encontraran y largarse con él. Los 300 policías estaban allí para custodiar, sin saberlo, tan preciado botín.
Al no poder acreditar la legítima propiedad del dinero negro, las empresas tampoco podrían denunciar su robo. Desplumadas de su dinero, la quiebra de estas empresas estaría cantada, por lo que la querella de la fiscalía habría resultado “premonitoria”. Evidentemente, algo falló en las previsiones del gobierno. En las cámaras acorazadas de Forum y Afinsa sólo había sellos, muchos sellos, infinidad de sellos. ¡Qué putada! ¿Y ahora qué? ¿Querrá la banda cobrarse con estampillas?
Así las cosas, el gobierno tenía que encontrar “a posteriori” pruebas que justificaran tan descarada intervención. Además, necesitaban a alguien de su confianza que controlara el previsible aluvión de reclamaciones judiciales que se avecinaba. No parece casualidad, pues, que el día 16 de Mayo de 2006, Baltasar Garzón anunciara, desde EEUU, su precipitado regreso a la Audiencia Nacional. Entre él y su adjunto, Pedraz, controlarían este desaguisado gubernamental.
Había otro frente que controlar: la opinión pública. Así que el gobierno se encargó de “filtrar” a la prensa todo tipo de infundios y libelos para justificar el atraco. No satisfecho con ello, en un alarde de mala fe sin precedentes, no sólo atacaron a las empresas y sus directivos sino que, también, denigraron a los clientes, tildándolos de codiciosos, defraudadores, analfabetos y otras lindezas por el estilo.
400.000 familias vieron como sus ahorros e ilusiones se esfumaban de la noche a la mañana. El absoluto abandono al que les ha sometido el gobierno ha generado un drama social y humano sin precedentes, que terminará causando, si no lo ha hecho ya, más estragos que todas las bombas de ETA. Son las víctimas directas de un nuevo terrorismo, el del gobierno de ZP, que no repara en daños ajenos con tal de complacer a la banda de asesinos.
Mediante nuevas concesiones de tipo político, el gobierno conseguía de la banda una prórroga para el pago. La más clamorosa de estas nuevas concesiones fue la internacionalización del conflicto, aspiración largamente deseada por ETA, llevando el “proceso de paz” a debate en la Eurocámara el 25 de Octubre de 2006. Y para mayor ignominia, el día anterior la banda robaba 350 pistolas en Francia.
Entretanto se pergeña la “operación suéter”, perpetrada el 2 de Noviembre de 2006. La fecha elegida no parece casual, pues se trata de desviar la atención sobre los malos resultados en las elecciones catalanas. Los protagonistas, prácticamente los mismos: Agencia Tributaria, Rubalcaba, Fiscalía Anticorrupción, Garzón …. El método, idéntico: entrar a saco en las entidades (Banco Espirito Santo y BNP Paribas), con intención de causar el mayor daño posible, convocando para ello a los medios de “comunicación”.
Otra pifia más del tándem ZP-Rubalcaba. Creyeron que no pasaría nada al tratarse de entidades financieras extranjeras, pero se equivocaron nuevamente: el dinero no tiene patria y sus dueños tampoco. Llamada a capítulo por intentar apoderarse del dinero que les habían denegado meses atrás. Al día siguiente, comunicado de las entidades: de los 1.500 millones de euros que Garzón pretendía “bloquear”, el banco portugués dijo que fueron sólo 5´5 millones, y el banco francés dijo que “cero” patatero.
Tanta “incompetencia” sacó de quicio a la banda, quién, el 30 de Diciembre, en la T4 de Barajas, se encargó de recordarle a ZP su incumplimiento. Dos muertos más, daños por 50 millones de euros en las instalaciones, y centenares de personas que, aún hoy, siguen reclamando indemnizaciones por la pérdida de sus vehículos. Nuevas víctimas de Z-ETA-P, pues, en verdad, ya no sabemos a quién atribuírselas.
¿Quiénes serán los siguientes? ¿Cuándo me tocará a mí? ¿Vamos a seguir consintiendo tanta maldad? No puedo evitar recordar el poema de Martin Niemöller:
Cuando los nazis vinieron a por los comunistas,
yo guardé silencio, porque no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
yo callé, porque no era socialdemócrata.
Cuando se llevaron a los sindicalistas,
no protesté, porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
tampoco protesté, porque yo no era judío.
Hoy vienen a por mí. Pero ya es tarde.
No queda nadie para protestar.
Algún día conoceremos las verdaderas razones de tanta condescendencia con ETA. De momento, nos atenemos a los hechos que conocemos y que cada uno extraiga sus propias conclusiones. Pero abrir, y mantener, un “proceso de paz” con una banda que no entrega las armas, sino que se rearma, que no renuncia a la violencia, sino que la ejerce salvajemente, que no pide perdón a las víctimas, sino que se mofa de ellas, es algo que no le cuadra a nadie bien nacido.
Uno de los aspectos más repugnantes de este indigno “proceso” es la afrenta que supone hacia las víctimas del terrorismo. Además de ser víctimas de la banda, ahora también son víctimas de un gobierno que, hurgando en sus heridas, les niega el escaso consuelo de ver a los asesinos pudrirse en la cárcel. Pero, como veremos, no son las únicas víctimas de este “proceso de paz”.
Se cumple ahora un año del inicio del “alto el fuego permanente” declarado por ETA. Tal como algunos sospechamos entonces, hoy sabemos que existían acuerdos firmados previos a la tregua. La destitución de Fungairiño, ejecutada el 1 de Febrero de 2006, es una evidencia de tales acuerdos. Hoy también sabemos que la salvajada de la T4 de Barajas fue un recordatorio al gobierno por el incumplimiento de parte de los acuerdos. Aún nos queda mucho por conocer de esos inconfesables acuerdos y, sobre todo, el por qué de ellos. Pero la concurrencia en el tiempo de determinados hechos, nos permite aventurar algunas teorías al respecto.
Desde el inicio del “proceso de paz” se constató que era ETA quien disponía el dónde, el cómo y el cuándo. De lo que nunca habló la banda, ni el gobierno, fue del cuánto. El gobierno nos dijo que no habría “precio político”, lo que, para el buen entendedor, significaba que sí habría “precio económico”. Era obvio. ¿De qué iba a vivir todo el aparato de una banda de asesinos si renunciaba a la extorsión?. Julen Madariaga, ex dirigente y fundador de ETA, planteó sin tapujos esta cuestión en declaraciones al diario francés Sud-Ouest, realizadas el 23 de Abril de 2006.
En la fase inicial del mal llamado “proceso de paz”, el bisoño ZP consideró que con dinero abundante y algunas concesiones menores de tipo político, lograría acallar a la banda. El problema era cómo camuflar ante la opinión pública los muchos millones de euros que exigía la banda asesina.
El recurso a los “fondos reservados” se descartó, pues ni eran suficientes para las exigencias de la banda asesina, ni eran tan reservados como algunos socialistas de antaño (Barrionuevo y Vera) creyeron. Existía la opción de pedírselo a algunas entidades bancarias afines al gobierno. Pero, claro, una cosa es condonar deudas al partido del gobierno y otra, muy distinta, es ser cómplices de una felonía que, de descubrirse, supondría la ruina de las entidades implicadas. Las pretensiones de ZP se rechazaron de plano por estas entidades.
La que lo tuvo más difícil para negarse fue La Caixa, habida cuenta de los favores recibidos del gobierno en la OPA de Gas Natural contra Endesa. Pero los pragmáticos catalanes vincularon tal “aportación” al éxito de su OPA, sabiendo que esta operación, tal como la había diseñado el charnego Montilla, estaba tocada de muerte. En efecto, el 20 de Abril de 2006 la Comisión Europea anunciaba la apertura de un expediente contra el gobierno de España a causa del Decreto que ampliaba las competencias de la C.N.E. para frustrar la OPA de la alemana E-On. Al día siguiente, 21 de Abril, el Tribunal Supremo suspendía cautelarmente el Decreto del gobierno que aprobaba la OPA de Gas Natural.
Había transcurrido ya un mes desde el inicio del “alto el fuego permanente” y el gobierno aún no sabía de dónde sacar el dinero para cumplir la parte económica de los acuerdos con ETA. La banda empezaba a impacientarse, así que era preciso encontrar dinero urgentemente, fuera como fuese.
Solbes, con experiencia acreditada en los casos RUMASA (era Secretario General Técnico con Miguel Boyer) y BANESTO (ya como Ministro de Economía y Hacienda), propuso continuar con la tradición psoetera del “asalto a la propiedad privada”, que tan buenos resultados les había dado, a ellos y a sus amiguetes. Había que elegir rápidamente la próxima víctima del “robo a lo legal”. Pensando, pensando…, Solbes recordó que, meses atrás, había tenido que parar los pies a una inspectora de la Agencia Tributaria, empeñada en cargarse dos de las mayores empresas españolas: Forum Filatélico y Afinsa.
La jugada se antojaba perfecta; no tenían una, sino dos víctimas y, además, una “tonta útil” que recibiría las tortas si todo salía mal. Dicho y hecho. Inmediatamente se cursaron órdenes a la Fiscalía, la cual, en un apresurado ejercicio de “copia y pega” de antiguas sentencias judiciales, elaboró unas querellas que sonrojarían a cualquier estudiante de Derecho. Las querellas, fechadas el 24 de Abril de 2006, apaciguarían la impaciencia por cobrar de la banda. De organizar el asalto, perpetrado el 9 de Mayo de 2006, se encargaría Rubalcaba, nombrado Ministro del Interior el 11 de Abril de 2006.
¿Hacían falta 300 policías, metralleta en mano, para detener a 8 ó 10 abueletes? Es obvio que no. La brutalidad de esta intervención respondía a otra razón: la sospecha de que en las cámaras acorazadas de Forum y Afinsa se guardaban ingentes cantidades de dinero negro. Por eso, el despliegue policial estuvo secundado por un centenar de funcionarios del servicio de vigilancia aduanera que, curiosamente, portaban bolsas de mano. La orden era entrar “a saco” en las cámaras acorazadas de estas empresas, meter en las bolsas todo el dinero que encontraran y largarse con él. Los 300 policías estaban allí para custodiar, sin saberlo, tan preciado botín.
Al no poder acreditar la legítima propiedad del dinero negro, las empresas tampoco podrían denunciar su robo. Desplumadas de su dinero, la quiebra de estas empresas estaría cantada, por lo que la querella de la fiscalía habría resultado “premonitoria”. Evidentemente, algo falló en las previsiones del gobierno. En las cámaras acorazadas de Forum y Afinsa sólo había sellos, muchos sellos, infinidad de sellos. ¡Qué putada! ¿Y ahora qué? ¿Querrá la banda cobrarse con estampillas?
Así las cosas, el gobierno tenía que encontrar “a posteriori” pruebas que justificaran tan descarada intervención. Además, necesitaban a alguien de su confianza que controlara el previsible aluvión de reclamaciones judiciales que se avecinaba. No parece casualidad, pues, que el día 16 de Mayo de 2006, Baltasar Garzón anunciara, desde EEUU, su precipitado regreso a la Audiencia Nacional. Entre él y su adjunto, Pedraz, controlarían este desaguisado gubernamental.
Había otro frente que controlar: la opinión pública. Así que el gobierno se encargó de “filtrar” a la prensa todo tipo de infundios y libelos para justificar el atraco. No satisfecho con ello, en un alarde de mala fe sin precedentes, no sólo atacaron a las empresas y sus directivos sino que, también, denigraron a los clientes, tildándolos de codiciosos, defraudadores, analfabetos y otras lindezas por el estilo.
400.000 familias vieron como sus ahorros e ilusiones se esfumaban de la noche a la mañana. El absoluto abandono al que les ha sometido el gobierno ha generado un drama social y humano sin precedentes, que terminará causando, si no lo ha hecho ya, más estragos que todas las bombas de ETA. Son las víctimas directas de un nuevo terrorismo, el del gobierno de ZP, que no repara en daños ajenos con tal de complacer a la banda de asesinos.
Mediante nuevas concesiones de tipo político, el gobierno conseguía de la banda una prórroga para el pago. La más clamorosa de estas nuevas concesiones fue la internacionalización del conflicto, aspiración largamente deseada por ETA, llevando el “proceso de paz” a debate en la Eurocámara el 25 de Octubre de 2006. Y para mayor ignominia, el día anterior la banda robaba 350 pistolas en Francia.
Entretanto se pergeña la “operación suéter”, perpetrada el 2 de Noviembre de 2006. La fecha elegida no parece casual, pues se trata de desviar la atención sobre los malos resultados en las elecciones catalanas. Los protagonistas, prácticamente los mismos: Agencia Tributaria, Rubalcaba, Fiscalía Anticorrupción, Garzón …. El método, idéntico: entrar a saco en las entidades (Banco Espirito Santo y BNP Paribas), con intención de causar el mayor daño posible, convocando para ello a los medios de “comunicación”.
Otra pifia más del tándem ZP-Rubalcaba. Creyeron que no pasaría nada al tratarse de entidades financieras extranjeras, pero se equivocaron nuevamente: el dinero no tiene patria y sus dueños tampoco. Llamada a capítulo por intentar apoderarse del dinero que les habían denegado meses atrás. Al día siguiente, comunicado de las entidades: de los 1.500 millones de euros que Garzón pretendía “bloquear”, el banco portugués dijo que fueron sólo 5´5 millones, y el banco francés dijo que “cero” patatero.
Tanta “incompetencia” sacó de quicio a la banda, quién, el 30 de Diciembre, en la T4 de Barajas, se encargó de recordarle a ZP su incumplimiento. Dos muertos más, daños por 50 millones de euros en las instalaciones, y centenares de personas que, aún hoy, siguen reclamando indemnizaciones por la pérdida de sus vehículos. Nuevas víctimas de Z-ETA-P, pues, en verdad, ya no sabemos a quién atribuírselas.
¿Quiénes serán los siguientes? ¿Cuándo me tocará a mí? ¿Vamos a seguir consintiendo tanta maldad? No puedo evitar recordar el poema de Martin Niemöller:
Cuando los nazis vinieron a por los comunistas,
yo guardé silencio, porque no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
yo callé, porque no era socialdemócrata.
Cuando se llevaron a los sindicalistas,
no protesté, porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
tampoco protesté, porque yo no era judío.
Hoy vienen a por mí. Pero ya es tarde.
No queda nadie para protestar.
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luis serrano -